Tengo
algo que confesar. No estoy orgullosa pero tampoco me arrepiento. A ver cómo lo
digo… Mira, a bocajarro. He ido al cine a ver una peli española. Y eso no es
todo. Además me he reído. Sí, esa, esa, la de los apellidos vascos. Mi primo,
una persona excelente y sin embargo amante del cine español, quería verla, y
yo, que soy una blanda…, pues que en esas me vi.
A
ver, yo estoy acostumbrada a ir al cine a la sesión de las 4 entre semana.
Calculad. 3, 4 personas contándome a mí. No, de hecho la última vez estuve
totalmente sola. Nunca me había pasado. Era como el cine en casa pero fuera de
casa. Y pagando. Y sin poder parar la peli para hacer un pis. Vale, no era como
el cine en casa.
A
lo que voy. Que el día de los ocho apellidos, sola, lo que se dice sola, no
estaba. ¿Habéis visto esa película? ¿La habéis visto un sábado por la noche? Os
hacéis una idea, ¿no? Pues pa qué os voy a contar más. Bueno, sí, os cuento algo.
Os cuento que, antes de que empezara la peli, además de pensar en cambiarme de
sala para ver la del Capitán América, me dio por acordarme de los acomodadores.
Pensaba en eso y en qué malas estaban las palomitas. Y en elefantes.
¿En
qué momento desaparecieron los acomodadores y sus linternas de los cines? Ahora,
si llegas cuando ya han apagado las luces, lo primero que tienes que saber es
que la pantalla no ilumina un pijo. ¿Qué te queda? Las lucecitas que ponen en
los escalones. Y una luciérnaga sin culo ilumina bastante más. No puedes usar
el móvil como linterna, porque en una mano llevas las palomitas y en la otra la
fanta. Sólo te queda una salida: el elefante.
Las
escaleras que hay en los cines (escalones bajos y muy, muy anchos) pueden
subirse de dos formas: tipo anciana con bastón y tipo elefante. El tipo anciana
con bastón no lo recomiendo si no quieres A) parecer imbécil, o B) tardar tres
cuartos de hora en llegar a tu asiento. El tipo elefante es igual de ridículo
pero mucho más rápido. Y con suerte nadie se va a fijar en tus zancadas. Nadie
salvo yo, claro. El otro día. Mientras me daba por pensar en una fila de
elefantes por la sabana. Y
entonces empezó la peli. Y durante hora y media dejé de pensar. Que es
exactamente para lo que voy yo al cine. Misión cumplida