Llevaba
más de media hora tratando de desarrollar una de esas ideas súper profundas que
de vez en cuando me vienen a esta cabeza, cuando de pronto me he dicho “¿Pero
qué haces, tía loca? Si a la peña ya le cuesta atender a tus ideas intensitas
todo el año, ¿qué andas haciendo tú un 1 de agosto? Infeliz, que eres más
infeliz… Anda, va, busca algo cuco que tengas por ahí y déjate de
profundidades. Vale, que sí, que ya voy… “. Todo eso me he dicho y me he
contestado a mí misma.
Total,
que ahora me encuentro buscando algo cuco. Que por cierto, ¿por qué me he dicho
que busque algo cuco? Si yo no uso esa palabra. Y tampoco tengo nada cuco. Si a
mí lo cuco me da igual. Si lo cuco no da risa. Joder. Yo creo que estoy poseída.
Pues oye, tampoco pasa nada, que ya estoy aburrida de mí. Que me posean.
Sigo
buscando. ¡Ah!, esto sí que es cuco: un gatito con jersey. Es como el gatico con el ovillo de lana, pero evolucionao
Esto
también. Seguro que más de uno tenía esta cantimplora con la taza de
mono. ¡Yo sí! Pero no la conservo. ¿Y por qué no la conservo? Yo soy una
viciosa de tirar cosas, y a veces me pregunto si no será mejor guardarlas para
el futuro. Pero es que ahora no hay nada mítico. ¿Os imagináis, dentro de 25
años, un blog (sí, ya) llamado “Yo fui a ESO”? ¿De qué iban a poner fotos? ¿De la Play? ¿Un “qué fue de
Andreíta Janeiro”? o “Quién no recuerda los helados de Hacendado?” Pues, tristemente, debo reconocer que lo veo; los que íbamos a EGB no somos tan
guays como creemos. ¡Ya ni Verano Azul es nuestro!
Esto
cuco no es, y a mí ni siquiera me gustaba esa serie, así que debe de ser la que me
tiene poseída, que me obliga a ponerlo. Aquellos años serían maravillosos, pero los tíos se conservan en formol. Y no, Paul Pfeiffer no era Marilyn Manson
Esto
sí. Esta es la cucada más cuca del mundo de las cucadas. Y bonico también
