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martes, 23 de diciembre de 2014

DE FUNCIONES



Una de las cosas típicas de la Navidad son las funciones de colegio. Típica aunque no todo el mundo tiene la oportunidad de sufrirlas. Digo, de disfrutarlas. De presenciarlas.

En las funciones de colegio sólo importa una cosa: que tu niño lo haga bien. Es más, cuanto peor lo haga el resto mejor, porque así, una de dos, o el tuyo destaca más, o, por el contrario, disimula entre la mediocridad. Eso lo pienso yo porque no soy madre; soy sólo una tía y las tías como yo vamos a degüello cuando se trata de que tu sobrino destaque sobre los demás.

Cuando tu niño ya ha dicho su frase, lo demás básicamente te la trae al pairo. Que se acabe ya este bodrio. Pero como tienes que esperar a que todos se reúnan al final para cantar el villancico de los Lunnis o alguna chorrada semejante, no te queda más remedio que aguantar. Y mientras, ¿qué vas a hacer? Móvil NO, siesta no, mirar al infinito modo niveldeintensidadsupremo, no, ver qué hacen estos repollos, psé.

Vaya, esto es entretenido y todo. En todas las funciones del cole hay patrones que se repiten:

Por un lado está la ventrílocua: de alguna manera sabes que la voz viene de ella, pero su movimiento de labios es imperceptible. Tiene talento, pero no para la actuación.

También tenemos al graciosillo: es un niño acostumbrado a que le rían las gracias, las cuales tiene todas amontonadas en el culo. Dice su frase y se queda esperando. Como el auditorio no suele ser muy exigente, sigue creyendo que es gracioso, y en unos años será concursante de Gran Hermano, presentador cachondo o tertuliano.

La madre: la madre es una niña cuyo grado de desarrollo es directamente proporcional a los bocadillos de nocilla que se chuta. Le saca dos cabezas al resto y piensas que es una infiltrada. Suele ser más simple que un cubo y puede parecer retarder, pero sencillamente su cuerpo corre más que su mente.

Y otro que no falta es el susurrador: no está afónico. Este niño susurra para ver si cuela y nadie le oye. Y, si puede ser, que tampoco le vean. Sus padres no pueden mandar por whatsapp el vídeo de su actuación porque, por mucho que subas el volumen, no se oye una mierda. Este niño necesita subtítulos. Y espabilar.

Hay más especímenes, pero van a ser las 2 de la mañana y las funciones del cole cansan. Lo de agitar el brazo una y otra vez para llamar la atención de tu niño sin que éste vea un pepino es agotador. Agotador

viernes, 19 de diciembre de 2014

HASTA LOS ANDARES



De la serie “Cómo convertir… “ (no la busquéis, porque empieza y termina hoy), hoy os ofrezco el capítulo “Cómo convertir una fiesta Frozen en un árbol de Navidad”.

Por una de esas cosas que tiene la vida, tu sobrina cumple 9 años, y te dice que, como a ti te gusta tanto preparar fiestas, pues a lo mejor, si tú quieres, pues que podrías preparar una fiesta sorpresa para su cumple. Tú le dices que pa ná. Pero como eres una blanda, en tres días ideas una de tus fiestas súper low cost, te recorres once chinos, dos partyfiesta, tres supermercados y una casa buscando qué puedes reciclar de anteriores celebraciones. Y este es el resultado



Al cabo de unos días, llega el momento de poner el árbol de Navidad. Cada año me gusta hacer algo diferente, pero ya no tengo espacio en cajones y armarios para más adornos. Vaya, los restos de la fiesta Frozen llevan ahí diez días. Miro el árbol. Miro los copos de nieve. Árbol. Copos de nieve. Adjudicado. Añades otros adornos que ya tenías, los troncos de la fiesta de otoño, les espolvoreas por encima la nieve y queda tal que así


Y un plus. Las dos flores gigantes, junto con otras dieciséis, sirvieron de centros de mesa de la comida de Navidad de la Fundación Amics de la Gent Major, de la que soy orgullosa voluntaria


 

domingo, 14 de diciembre de 2014

CUANDO UN AMIGO SE VA



No hay muchas personas que sepan ser buenos amigos. Ni hay muchas que tengan la suerte de tener buenos amigos. De esos que no necesitan preguntar. Ni cómo estás, ni si pueden hacer algo por ti, ni por qué estás hoy más desanimado que otros días. Esos amigos ven y actúan. Sin preguntas. Sin excusas.

Si tenéis un amigo así, cuidadlo. Decidle lo que significa para vosotros. Que no se haga tarde. No hagamos el dolor aún más grande. No hagamos el vacío más profundo.

La vida es injusta y cabrona. A veces trata mal a esos buenos amigos. Y otras veces los trata muy mal. Y encima no te permite hacer nada. Lo ves y quieres actuar, pero ya sólo queda llorar. Y maldecir. Y rezar. Recordar. Seguir llorando. Y buscar algo de paz.

Es una tontería decir que siempre se van los mejores. Pero sí que se van de vez en cuando. Hoy toca llorar y, en algún momento de esta noche, buscar paz en el dolor.

Lleva horas lloviendo muchísimo. Parece como si algo también se hubiera muerto en el alma del cielo


Acela