Hace
18 años, 9 meses y 27 días que no veo a mi padre. Por eso hoy no hemos podido
celebrar su cumpleaños con él. Aún así, yo he querido hacerle un regalo, y esta
mañana, mientras me tomaba mi sandwich tostado de pavo, he decidido hacer honor
a su ejemplo; y, al menos por hoy, intentar poner paz y alegría en todos mis
actos. Pues, oye, casi lo consigo.
Mi
padre solía decir que iba a estar con nosotros hasta los 90. Físicamente estuvo
muchos menos, pero todavía está. Y estará mucho más allá de los 90. De eso nos
vamos a encargar nosotros, su mujer y sus hijos. De eso se van a encargar
también todos aquellos en cuyas vidas influyó, todos a quienes quiso, todos a
quienes ayudó. Y de eso se van a encargar cuatro personas que, a pesar de no
haberle visto nunca, le conocen y le quieren.
¿Cómo
estaría hoy papá? Los padres no envejecen, así que no estaría viejo. Quizá más
delgado y con menos pelo. Más arrugado, seguro. Y puede que algo cansado. Pero
viejo no. A lo mejor no hubiese podido tomar tarta, o sólo un trocito. Y tal
vez, los últimos años, su salud se hubiera resentido. ¿Pero viejo? No, viejo
no. Fuerte, sabio, con buen humor, corrigiéndonos cuanto toca y poniendo paz en
todo. Y querido. Muy querido.
Como
hoy
Hoy me has hecho llorar. Yo lo felicité ayer, igual que cada cumpleaños los últimos 18.Y no me paro mucho a pensar cómo estaría porque, si me paro, se me encoge el corazón y no lo puedo soportar. Para aguantar, tengo que pasar de puntillas. Esto, que a muchos les parecerá exagerado después de tantos años, puede entenderlo cualquiera que le conozca. Muchas felicidades.
ResponderEliminarYo también lloré un poco al escribirlo. Bastante
EliminarPreciosas palabras y sentimientos...
ResponderEliminarMuchas gracias
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