Vistas de página en total

domingo, 11 de febrero de 2018

QUE LA VIDA ES UN CARNAVAL



Hoy es domingo de carnaval. Yo no soy aficionada a disfrazarme, pero no sé por qué me ha dado por pensar en otro tipo de disfraces. Esos que nos ponemos para no dejar ver nuestro yo real

Y así, disfrazamos nuestros sentimientos, no vaya a ser que se lo crea. Disfrazamos nuestra ignorancia, a ver si vamos a parecer tontos. Disfrazamos nuestros deseos, por temor a ser rechazados. Disfrazamos nuestras opiniones, no vayamos a quedar mal. Disfrazamos nuestras vergüenzas, intentando aparentar ser lo que creemos esperan de nosotros. Disfrazamos nuestras emociones, nuestros miedos y nuestros impulsos

Y con todos estos disfraces ponemos barreras en nuestras relaciones con otras personas, evitando que nos conozcan e incapaces de llegar a conocer. Preocuparnos por alguien para que luego pase de nosotros, hacer el ridículo, ser demasiado directo o demasiado distante. Temores que muchas veces ocultamos bajo la máscara de la indiferencia

Todo por no parecer vulnerables, o débiles, cuando la verdad es que somos vulnerables y débiles. Y no pasa nada

Pero lo peor que puede pasar es que llegue un momento en nuestras vidas en el que ya no sepamos quiénes somos, a fuerza de esconder. A fuerza de disimular. Y no es tarea fácil quitarse los disfraces, las capas que hemos ido acumulando por estupidez o cobardía y que se han convertido en una carga. No es fácil llegar a distinguir lo postizo de lo real. Y hasta podemos caer en la tentación de pensar que preferimos seguir con el disfraz puesto; que, debajo de todas esas pinturas y todas esas ropas, tampoco hay mucho que merezca la pena

Pero yo creo que no. Creo que descubrir lo que somos debe ser nuestro objetivo. Eso si queremos que haya verdad en nuestra vida. Esa clase de verdad que cuesta, que puede hacer daño, que conlleva esfuerzo, pero que proporciona paz. La verdad que sólo admite disfraces el domingo de carnaval

2 comentarios:

  1. Estupendo el post de hoy, tienes toda la razón, así andamos.
    Y eso que todos admiramos a una persona sincera y honesta, que defiende cómo es a pesar de lo que piensen los demás. A mi, una persona así, me resulta de lo más atractiva, incluso aunque no esté de acuerdo con ella.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Verdad que sí? ¿Por qué seremos tan idiotas?

      Muchísimas gracias por tu comentario :)

      Eliminar