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domingo, 2 de diciembre de 2018

MALDITO MUÑECO


Ni canas, ni arrugas, ni dolor de huesos. La señal definitiva de que te has hecho mayor es ese momento en el que abres el catálogo de juguetes de El Corte Inglés y la mayoría de muñequillos y personajes es que ni te suena

No quiero ser (más) vieja, así que procedo a empollarme las casi cuatrocientas páginas del tirón. Vaya, Gusy Luz ahora va disfrazado de Batman y Supermán. Y de Super Girl, no vaya a ser que algún nene/nena de +1 año se sienta discriminado/discriminada. U ofendido/ofendida. O no se halle a sí mismo/misma. Ah, y por cierto, se les ha colao una niña en las páginas de cocinitas. De verdad, qué micromachismo más innecesario. Bueno, no sé si es micro, macro o tamaño normal, pero muy mal, ¿eh?, muy mal

Cuidado, que en la página 116 está la muñeca diabólica. Su nombre, Luvabella, es también harto diabólico. Perturba, inquieta y atormenta a partes iguales. Cuesta 120 euros y por ese precio debería de venir como mínimo con exorcismo incluido. Fatal me parece

Eso sí, la página de Sylvanian Families es fantasía. Es como La casa de la pradera pero en lujoso y con animales. ¡Pero si hasta la familia de conejos se apellida Chocolate! Me gustaría tanto vivir ahí que no me importaría ser una coneja. O una zorra. Ah, no, un momento, me informan de que no es una zorra; es una ardilla. Pues también. A pesar de que recientes acontecimientos han provocado en mí una repulsa profunda hacia las ardillas, si tengo que ser una de ellas para vivir en esa maravilla de lugar, lo sería. Lo dicho, pura fantasía
 
Lo siguiente que llama mi atención es el Mind Massage: un casco de masajes con música exótica: equilibrante de la selva amazónica, sensitivo de los baños árabes, armonizante de las montañas tibetanas, energético de las playas hawaianas o vitalizante de los jardines orientales. Textual. Sí señor. El niño de hoy en día debe estar relajado para poder dirigir todos los movimientos de la familia libre de estrés. Y vitalizado. Porque sin vitalidad no se pueden tener rabietas en condiciones, señores. Ahora, eso sí, yo de esos padres, mientras el casco va masajeando el cabezón del chaval, me pondría a jugar al Trivial, sólo para averiguar cuál de los dos es más tonto

Pero, no sé, pensando pensando, la verdad es que ser un muñeco tiene su punto. Sin mover un dedo ni pensar un pijo tienes casa de verano y de invierno, vehículos varios, unicornio propio, novio, hijos, armario con ropa y varios trabajos molones. Te peinan, te maquillan, te dan de comer y te arropan en la cama. Si estás malito te cuidan, juegan contigo, te limpian el culo después de hacer caca, te consuelan si lloras y nunca envejeces. ¡Hasta te ayudan a nacer y descubren tu género! Claro que, pensándolo mejor,  tampoco es lo mismo ser Armando Patinando que la Barbie Superstar. Y no es lo mismo ser Baby Pollito y que tu principal objetivo en la vida sea romper un cascarón, que ser Spiderman y que tu principal objetivo en la vida sea ser tu amigo y vecino. O, si fueras un juego, molaría mucho más ser el Monopoly que Pedrete el mono guarrete. O a lo mejor no

No, no me gustaría ser un muñeco. Puedes acabar vendido por una pasta en Todocolección, pero también tirado al lado del contenedor. O lo que es peor: pueden ponerte extensiones en el pelo y pintártelo con purpurina de colores. Y por ahí no. ¡Por ahí sí que no!



6 comentarios:

  1. ������ Exhaustivo estudió �������� No habis Unicornios?��

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  2. Ja, ja, ja....
    La publicidad es un reflejo del mundo en que vivimos, con la estupidez esa de lo "políticamente correcto". Lo del casco relajante-atontador para que los chavales no se estresen, alucinante ¿y si lo sacas al parque para que se desfogue? Pero claro, con ese sistema no te venden nada. Ays...

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    1. Este año hay hasta juguetes para mascotas. Miedo me da el catálogo del año que viene

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  3. Menos mal que aún se venden Barbis y Nenucos,así no me siento tan fuera de lugar

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    1. Siento comunicarte que ahora hay Barbies gordas, rechonchas, feas, con orejas de soplillo... Inclusivas, creo que las llaman. Ah, y hay un Ken con moño. El mundo se viene abajo

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