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lunes, 16 de marzo de 2020

CRÓNICA DE UN ENCIERRO


¿Qué tocaba ahora? ¿Nuestra canción favorita? ¿O la de “Resistiré”? ¿O esa era esta mañana? No, esta mañana era el himno de España. ¿Y cuándo es lo de llenar los balcones de flores para la Virgen? ¿Y va con himno de Valencia o sin himno? ¿Mañana a las ocho son aplausos sólo o también cacerolas? ¿O es a las diez? Si es que sólo ha pasado un día y ya me he perdido; necesito una agenda sólo para la “operación balcón”

Y a todo esto sin tele. Porque no, no podía dejar de verse en otro momento. Tenía que dejar de verse justo durante el confinamiento, claro que sí. Bueno, para no faltar a la verdad, algo se ve. La uno y la dos, ejemplos de objetividad donde los haya, canal nou o como se llame ahora, una local, varios canales de tarot y otros de anuncios tipo “soltero de Sevilla busca mujer casada de Huelva”. Me imagino que para nada serio

Ahora bien, si por el lado del entretenimiento televisivo tengo algunas lagunas, por el lado de la limpieza de…, de la higiene post…, del papel higiénico, vamos, por ahí sí que estoy bien cubierta. 24 rollos y no me preguntéis por qué ni por quién, que el para qué ya lo sabéis

Pero también os digo una cosa, y es que el papel higiénico no caduca y a mí ahora me da miedo ir al súper. Por mí misma sobre todo, porque me conozco y con las prisas de salir cuanto antes y el aturullamiento de que nadie se me acerque soy capaz de meter en el carro cualquier cosa. Como yogures con trocitos (¿por qué existen cosas así?), un paquete de mortadela (¿hola? ¿he vuelto a 1981?) o tres bolsas de napolitanas de chocolate (que la temporada de playa todavía no está perdida,¡resiste!)

Por lo demás, me siento como Rapunzel en su torre, pero con menos pelo que cepillar y sin camaleón. Y tengo miedo. Mucho miedo. Por las personas a las que quiero. Y tristeza. Por las personas que han muerto y las que morirán. Y me importan una mierda los años o las patologías previas que tuvieran; no les tocaba morir ahora

Este trance saca lo mejor de muchos y lo peor de demasiados. Y es un buen momento para saber si estamos hechos de la pasta del sacrificio o de la pasta del capricho, si somos personas responsables o unos niñatos

Y es un mal momento para que no haya abrazos

2 comentarios:

  1. !! Gracias¡¡ Alguien tenía que decirlo, nunca en mi vida había salido tanto al balcón, pero creo que es una forma de conectarnos, de sentir que no estamos solos.

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    1. Y después de no sé cuántos días, sigo saliendo, junto a mucha gente. Es un momento bonito

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