Una
de las cosas típicas de la
Navidad son las funciones de colegio. Típica aunque no todo
el mundo tiene la oportunidad de sufrirlas. Digo, de disfrutarlas. De
presenciarlas.
En
las funciones de colegio sólo importa una cosa: que tu niño lo haga bien. Es
más, cuanto peor lo haga el resto mejor, porque así, una de dos, o el tuyo destaca
más, o, por el contrario, disimula entre la mediocridad. Eso lo pienso yo
porque no soy madre; soy sólo una tía y las tías como yo vamos a degüello
cuando se trata de que tu sobrino destaque sobre los demás.
Cuando
tu niño ya ha dicho su frase, lo demás básicamente te la trae al pairo. Que se
acabe ya este bodrio. Pero como tienes que esperar a que todos se reúnan al
final para cantar el villancico de los Lunnis o alguna chorrada semejante, no
te queda más remedio que aguantar. Y mientras, ¿qué vas a hacer? Móvil NO,
siesta no, mirar al infinito modo niveldeintensidadsupremo, no, ver qué hacen
estos repollos, psé.
Vaya,
esto es entretenido y todo. En todas las funciones del cole hay patrones que se
repiten:
Por
un lado está la ventrílocua: de alguna manera sabes que la voz viene de ella,
pero su movimiento de labios es imperceptible. Tiene talento, pero no para la
actuación.
También
tenemos al graciosillo: es un niño acostumbrado a que le rían las gracias, las
cuales tiene todas amontonadas en el culo. Dice su frase y se queda esperando.
Como el auditorio no suele ser muy exigente, sigue creyendo que es gracioso, y
en unos años será concursante de Gran Hermano, presentador cachondo o
tertuliano.
La
madre: la madre es una niña cuyo grado de desarrollo es directamente
proporcional a los bocadillos de nocilla que se chuta. Le saca dos cabezas al
resto y piensas que es una infiltrada. Suele ser más simple que un cubo y puede
parecer retarder, pero sencillamente su cuerpo corre más que su mente.
Y otro que no falta es el susurrador: no está afónico. Este niño susurra para ver si cuela y
nadie le oye. Y, si puede ser, que tampoco le vean. Sus padres no pueden mandar
por whatsapp el vídeo de su actuación porque, por mucho que subas el volumen,
no se oye una mierda. Este niño necesita subtítulos. Y espabilar.
Hay
más especímenes, pero van a ser las 2 de la mañana y las funciones del cole
cansan. Lo de agitar el brazo una y otra vez para llamar la atención de tu niño
sin que éste vea un pepino es agotador. Agotador