Tú
ahora abres una revista y no hay ni una que no te diga cómo puedes alargar el
verano. Se supone que en verano hemos adquirido buenos hábitos y queremos
mantenerlos. Para empezar, eso es mucho suponer. Porque, a ver, tomar el sol y
bañarte en la playa no es un hábito, y, además, yo lo hago casi todo el año. Y
comer como una condenada, que es lo que yo he hecho, no es un hábito que quiera
mantener. Será que yo soy una rara. Sí, es eso.
Para
los que no sois unos raros en este aspecto, porque fijo que sois raros en algo,
esto es lo que recomiendan:
En
verano las parejas están más relajadas y tienen más tiempo para hacer lo que
quiera que hagan las parejas. Pues ahora reservaos un rato a la semana para
seguir haciendo lo que quiera que hagáis. Yo de eso no sé nada. Sálvese quien
pueda
Los
hijos. Aquí me parto. Dice la revista que en verano los niños andan por ahí
medio asalvajados, sin tele, sin móvil, sin consolas, sin decir que se aburren,
sin pedir que les compren cosas… ¡Ja! ¿En qué mundo viven? ¿Han visto alguna
vez a un niño a menos de cinco metros? ¿Se han quedado anclados en
Veranoazullandia? Bien mirado, esto tiene sus ventajas, y es que los niños no
notan el cambio. Y tú tampoco
En
verano solemos hacer más ejercicio; pasear un poco por aquí, nadar otro poco
por allá, bajar al buffet libre, sudar como un cerdo en época de celo… No
preocuparse, porque ahora lo que está de moda no es el gimnasio ni el running
del demonio; ahora lo que lo peta es caminar por las aceras. Justo lo que llevo
yo años haciendo y sin saber que estaba creando tendencia. Voy a un centro
comercial, ¿no?, pues voy en autobús y vuelvo andando. Eso lo puedo hacer
porque nunca compro nada. Y porque los centros comerciales siempre están lejos.
Muy lejos
Estos
de las revistas dicen que en verano comemos mejor; más fruta, más verdura,
menos mierdas… Claro, claro. Yo me voy a Galicia en cuatro trenes para comer
brócoli y melocotones. Sí. ¿Y lo de que la playa despierta el apetito sólo me
pasa a mí? Y en los hoteles ya se sabe, pagas una pasta gansa al día para comer
una ensalada con maíz, pechuga a la plancha y una rodaja de piña. Y al salir
del desayuno les sisas un plátano en lugar de un bocadillo churretoso de bacon
sólo porque es más sano. Venga
La
actitud. En vacaciones nos comemos el mundo. A la vuelta el mundo nos come. Y
eso será así por los siglos de los siglos. O por lo menos a partir de octubre
Yo casi no me entero de las vacaciones. Cuando me voy "despresurizando"me toca volver, así que experimento poco de todo eso. Pero vamos, coges una revista de hace diez años, y lees lo mismo.
ResponderEliminarPues qué pena
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