Cuando
estaba a un paso de perder la fe en el género humano, algunas personas que he
tenido la oportunidad de conocer últimamente me la han devuelto un poquito. Y
cuando digo género humano, me refiero a esos individuos que, sin mediar palabra
ni hecho alguno, pasan de ser amigos o amiguetes a sitevistonomeacuerdo.
Puede
empezar por un correo sin responder, un “cuando vuelva del viaje quedamos”
dicho hace año y medio, o un whatsapp de “¿te viene bien el jueves?” que jamás
tuvo contestación. Yo, como de vez en cuando me gusta dar un voto de confianza
a la gente, lo primero que pienso es que se han muerto. Tenemos una relación
tan normal y de repente nunca más se supo, no puede querer decir otra cosa más
que la ha palmado. Eso, o que ha tenido un accidente o que su padre se
encuentra entre la vida y la muerte. Fatalismo preservador de la amistad, lo
llamo.
Y
aquí es donde entra en escena ese gran invento llamado WhatsApp, con sus
foticos y sus frases que a veces tanto nos definen. Porque resulta que el que estabas
segura de que estaba muerto, está de parranda perpetua. Que la que tenía que
volver de viaje no sufrió un naufragio fatal, sino que, no sólo volvió, sino
que volvió, se volvió a ir, pasó por la playa, se echó novio y hace poco ha
estado recogiendo setas. La otra tiene ya tantos hijos que no caben todos en la
foto. Y la que siempre te llora, esa que es la más desgraciada del mundo, se
hace cada día una foto en un sitio distinto, la llorona de mierda.
En
el tiempo en el que tú estás esperando que tengan un día para quedar, ellos han
salido doscientas cincuenta y siete noches, han viajado a dos continentes, han
cambiado ocho veces de foto de perfil, se han hecho tres preguntas retóricas,
han preparado nueve tartas, se han casado una vez, te han dicho dieciocho veces
que disfrutes del día, se han tomado cuatro helados, dos chuletones y una
paella, se han comprado un perro, se han hecho catorce selfies y han tenido dos
hijos.
Y
después de escribir esto lo entiendo todo. Tengo que ser comprensiva. Por
supuesto que no tienen tiempo para mí; mantener el WhatsApp actualizado es un
trabajo a tiempo completo.
Que
me perdonen si encuentran un hueco