(…)Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y
pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres
y las historias de estos seres.
Pero detrás todo
retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y
en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó
nunca.
Y allí están con sus
luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree
inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la
vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva
Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al
infinito.
ese Wenceslao!
ResponderEliminarcomo mola, se merece una ola!
ResponderEliminarMuy chulo. Otoñal total, que es de lo que se trataba.
ResponderEliminarA ver, no soy Mrs. Bailey, estaba predeterminado en "comentar como" y así salió.
ResponderEliminarQué raro, ¿no?
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