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lunes, 25 de julio de 2016

A VECES LLEGAN CARTAS



A mis hermanos

Sabéis, porque habéis estado aquí desde el principio, que en alguna ocasión he hablado de papá, y de mamá, y de lo que significan para mí. Pero somos cinco. La vida ha querido restarnos, y también sumarnos, y es una bendición, pero estos cinco no pueden ser olvidados.

Sólo puedo estar bien si vosotros estáis bien, y esto es lo único que necesito para que cualquier problema parezca insignificante. Gracias y por favor mañana y noche, y vosotros sois el centro de mis pensamientos.

Me regaláis vestidos de princesa, y me buscaríais un castillo si os lo pidiera. Siempre seré vuestra hermana pequeña, y me tendréis que cuidar siempre. A cambio, os prometo que yo cuidaré de vosotros; que nadie os tocará ni un pelo de la ropa si yo puedo evitarlo. Que seré vuestra principal admiradora, vuestra más fiel defensora.

Por el ejemplo que hemos tenido, junto con vuestra propia naturaleza y decisión consciente, sois buenos, generosos, sensatos, trabajadores, honrados, inteligentes y buenos padres. Eso lo saben todos los que os conocen. Y a todos ellos yo les quiero decir, orgullosa: “Esos son mis hermanos”

4 comentarios:

  1. Suerte que tenemos los hermanos mayores de tener hermanos pequeños. Un abrazo de esos que recomponen mi querida amiga.

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  2. Muchas gracias, mi queridísima hermana pequeña. Tenemos un tesoro: un cariño de hermanos, profundo e indestructible, que supera cualquier dificultad. Daría lo que fuera porque hoy, en lugar de ser diez, fuéramos once.

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