La
vida transcurre normal, con sus altibajos. Hay días en los que tienes que
luchar contra casi todo, y días que pasan tranquila, alegremente. Y un buen
día, uno cualquiera del calendario, a la vida le da por exigirte mucho más de
lo que estás acostumbrado a dar. Y es entonces cuando tienes que demostrar de
qué pasta estás hecho
Porque,
¿de qué pasta estamos hechos? ¿Lo sabemos? ¿Tiene que pasar algo fuerte para
que lo descubramos? Pues seguramente sí. Día a día uno demuestra con sus actos
quién es, pero la auténtica fuerza interior emerge en las situaciones más adversas.
Esas en las que ya no basta con ir tirando, sino que hay que tirar, y muy
fuerte; y no sólo de ti, sino de uno o dos más
Y
es el amor lo que alimenta esa fuerza interior. Cuando las preocupaciones te
agarran el pecho; cuando se te ponen en el corazón y en la garganta unas ganas
inmensas de llorar; cuando cada día supone una prueba, y muchas las pasas sólo
por los pelos, ¿qué otra cosa puede impedir que desfallezcas? Sólo el amor
impedirá que caigamos. Sólo el amor impedirá que yo te deje caer
Así es, tal cual, el amor en todas sus variantes. Y, en mi caso al menos, la fe, que es una de ellas.
ResponderEliminarPrecioso y real ¡
ResponderEliminar¡Muchas gracias! :)
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