El
día de la madre no es un invento de El Corte Inglés. Se lleva celebrando desde
tiempos “terremotos”, así que que no vengan los amargaos de turno a joder la
marrana. Y, de todas formas, si así fuera, ¿os molesta? ¿Es algo malo dedicar
un día del año a enaltecer la figura de la madre que todos tenemos? ¿Alguien os
obliga a ir a comprar frenéticamente? Sí, la mayoría de madres dicen: “El día
de la madre tiene que ser todos los días”. Claro, y el de la paz mundial, pero
no por eso nos dedicamos a matarnos el resto del año.
Mi
diccionario, que es de 1936, define “madre” como “hembra que ha parido”. Si la
definición sigue siendo la misma o no, me da exactamente igual, porque no hay
discusión: toda hembra que pare es madre. Parir es muy difícil, y tiene mucho mérito,
pero también lo hace una rata. Hay mujeres cuya definición de madre termina en
el momento de parir. Pero de ese tipo de madres ya se encargan de hablar la
tele y la cruda realidad.
Casi
todo el mundo piensa que su madre es la mejor. Pero hay casos en los que lo de
que madre no hay más que una es un alivio. Tú lo ves desde fuera y te preguntas
cómo es posible que esos hijos sientan tal adoración por una madre cuya vida
está guiada por el egoísmo. Es decir, todo lo contrario a la esencia del amor
maternal. Pero es así, y todos hemos visto casos a nuestro alrededor. Si el
amor de madre es fuerte, no lo es menos ese amor ciego y sordo de algunos
hijos.
Pero
vosotros, que estáis leyendo esto, es muy probable que tengáis unas madres
estupendas. Porque la gran mayoría lo son. Nos aguantan lo que no nos aguanta
nadie, se preocupan por nosotros como no se preocupa nadie, nos perdonan como
no nos perdona nadie. Les hacemos sufrir, pero ellas se olvidan. Les fallamos,
pero siguen creyendo en nosotros. Desoímos sus consejos, pero ellas nunca se
cansan de darlos. Una madre, una verdadera madre, nunca se cansa de dar. Nunca
tira la toalla con nosotros. Nunca nos olvida.
Mi
madre es una de estas madres. Una de esas madres imprescindibles; porque la
necesito y la necesitaré siempre. Aunque sí pienso que ha fallado en algo,
sí: no haber llegado a sacarse nunca la puñetera zapatilla
Ja, ja, ja ... Me encanta cómo lo cuentas. La parte triste, es verdad, existe y los telediarios se encargan de contárnosla, en los casos más graves. Tanto de madres que no son madres, como de hijos que pierden a sus madres. Pero hoy es un día "light", relajadito...de corteinglés.
ResponderEliminarY arcoiris y unicornios
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