En
Belén ha caído una gran nevada. Sólo unos pocos conejos se atreven a salir de
sus madrigueras, aprovechando que el granjero ha descuidado sus zanahorias. El
lago se ha helado, y el pescador decide quedarse en casa, junto al fuego. Igual
que el pastor, para quienes las ovejas son su mejor compañía. O el aguador. Algunos
piensan que no hay nada ahí fuera por lo que merezca la pena salir de sus
refugios
Pero
a la mayoría no le asusta la nieve. Son aquellos que saben que algo grande está
pasando. Tienen que salir a ver, tienen que salir a compartir una gran alegría
con otras personas. Y desafían al frío porque el amor que trae ese Niño les
dará la única esperanza de calor en un día helado. Es la gente que no tiene
miedo de amar, que no tiene miedo de dar; gente pobre que sabe muy bien dónde
está la felicidad, gente valiente que sabe quién es, y que su principal valor
está en ellas mismas
Vienen
de todas partes; unos de aquí al lado, otros de lejos, de muy lejos. Dos de
nuestros visitantes se conocieron tres jornadas de camino atrás. Uno de ellos
vio que su compañero de viaje, un hombre con la cabeza tan redonda como el
resto de su cuerpo, iba dando todos sus bienes a personas que él creía que los
necesitaban más. Así, a lo largo del camino, se fue quedando sin mula, sin
provisiones, sin abrigo, y sin un cerdo cebado que era su mayor orgullo. Lo
único que conservó fue un cesto de fruta, como presente para ese Niño cuyo
nacimiento les había sido anunciado
Y
el otro hombre no le preguntó quién era, ni de dónde venía, ni cuánto dinero
llevaba en el bolsillo, ni en qué creía. Tampoco dejó que nadie le hablara de
él. Simplemente vio que hacía el bien. Vio que en sus ojos, en sus palabras, en
sus manos, había amor. Y había muchas cosas que no sabía, pero sí sabía
distinguir a un hombre bueno. Y desde ese día lo llamó amigo
Juntos
llegan a adorar al Niño. Y juntos se dan cuenta, al ver a aquel pequeño que ha
nacido más pobre que ellos, de que el amor es lo único que puede salvarnos.
En
un mundo tantas veces frío y hostil, Él es la vida. La paz que calma nuestros
miedos. La luz en la oscuridad
¡Qué bonito! Hoy me ha llegado un video precioso, un salesiano, junto a cinco chicos, que ha resistido en Alepo, felicitándonos la Navidad y diciendo que siempre hay esperanza. Y la esperanza les viene del Niño que ha nacido.
ResponderEliminarSi ellos lo dicen, imagínate.
¡Gracias! Pensé que nadie lo había leído
Eliminar