Habréis
oído hablar de una trilogía de libros que empieza con En el país de la nube blanca, sobre unas inglesas que emigran a
Nueva Zelanda y les pasan cosas culebroneras. Bueno, el caso es que estos
libros son bastante conocidos, best sellers y el no va más de los novamases.
Pues
bien, acabo de leer el primero, el de la nube blanca, y tengo varias cosas que
decir al respecto. La primera es que si os gustan los bodrios, este no es
vuestro libro. Si os gustan las boñigas de elefante rebozadas en hongos de pies
y pus, este sí es vuestro libro.
La
perpetradora de este truño es una alemana que se hace llamar Sarah Lark. Este
no es su verdadero nombre; lo comprendo, si yo escribiera esta clase de mierdas
(no lo hago, ¿verdad?) no querría que nadie supiera quién soy. Pero esa no debe
de ser la razón de utilizar un seudónimo, porque en la contraportada del libro
está su foto y toda su vida, y creo que hasta su nombre real. Y vive en España,
así que podéis acercaros a que os devuelva el dinero. Y lo que surja.
Como
he dicho, el argumento tiene todos los tópicos de un mal culebrón: dos que se
casan sin estar enamoradas, una tiene una hija con otro, rencillas entre dos
familias, el hijo de una se enamora de la nieta de la otra, luego se matan
entre ellos (pero sólo los malos, por supuesto), y los maoríes poniendo el
toque exótico. Pasan algunas desgracias, que, obviamente, se merecen todos los
personajes. Por gilipollas. Algunos se mueren; se nota que la tolai esta
intenta emocionar, pero lo único que consigue es que desee que se mueran todos
de golpe y acabar con esto de una vez.
Situaciones
que no hay quien se las crea. Conversaciones que escribiría una niña de ocho
años fan de Violetta y medio lerda. Comportamientos absurdos
y ridículos. Bostezos y más bostezos.
En
resumen, un panfleto que rezuma catetez por los cuatro costados, y que, por
momentos, me ha puesto bastante nerviosa. No da ni vergüenza ajena, más bien
provoca malestar. Y la traducción al español es igual de patética.
Sarah
Lark, o como se llame, es usted una tonta con suerte
Lo malo no es que lo escriba, lo malo es que la gente pague por ello y, encima, lo lea. Y, encima de encima, tenga éxito. Te da prueba del nivel.
ResponderEliminarSimplemente una buena campaña de marketing, la gente lo compra y, le haya gustado o no, el dinero ya lo ha soltado. No quiere decir que por vender 200.000 ejemplares, haya 200.000 personas que lo volverían a comprar
Eliminar