Odio
esas conversaciones que parecen competiciones por parecer el más desgraciado. Tipo:
-
Mi hijo está sin
trabajo
-
Pues yo tengo a
los dos en paro
-
Pero al menos la
mujer de tu hijo trabaja
-
Vale, pero tu
hijo tiene casa propia
-
Pues a este paso
se va a quedar en la calle
-
Tu casa es muy
grande, en la calle no se iba a quedar
-
Pero mi marido
está enfermo, y no puedo atender a nadie más
-
Tú al menos
tienes marido
Y
así hasta que ninguna (porque suelen ser mujeres) gana. Y no ganan porque lo
que quieren es perder. Lo que no saben es que ya han perdido antes de empezar a
hablar.
Estas
reinas del drama nunca te contarán nada positivo. Lo bueno que les pasa, o no
lo ven, o, si lo ven, se lo callan. Porque entonces su vecina, su hermana, o su
amiga, parecerán más miserables que ellas. Y eso es algo que no pueden
permitir.
A
todas esas personas ansiosas por ganar el premio al más desdichado, les diría
lo que decía alguien en una de las historias que cuenta mi madre: No me contez
láztimaz
¡¡Qué lástima!! El caso es ser protagonista de algo, con lo bonito que es contar cosas buenas a la gente.
ResponderEliminarYa. Pero algunos eso no lo contemplan
EliminarTal cual.
ResponderEliminarAntes las conversaciones se basaban en lo mejor que se creía que tenía uno... Así vamos!
ResponderEliminarUf, yo este tipo de cosas las he oído toda mi vida. Y el victimismo es algo que me repatea el hígado
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