Qué
tiempos aquellos en los que se recibían correos electrónicos de personas
conocidas, ¿eh? Te mandaban una foto, un power point que abrías por no hacer un
feo pero que estabas deseando que terminase, te escribían para contarte su vida
de los últimos seis meses, te felicitaban la Navidad… Ahora, con un whatsapp vas que te matas,
si quieres estirarte un poco más mandas un mensajito por facebook o twitter, y
si tienes el corazón como un témpano cuelgas un mensaje en alguna parte y que
lo lea quien lo pille. A ti te la bufa.
Si
ya se agradece que el buzón esté vacío, porque sólo hay facturas, también se
empieza a agradecer que no haya nada en la bandeja de entrada, porque todo es
publicidad. Aquella vez, que por que te mandaran no sé qué mierda, tuviste que
dar tus datos, incluida dirección de correo…, por la maldita casilla de “Acepto”
recibes propaganda de cosas que eres incapaz de deletrear. Y el día en el que,
camuflado entre tanta carne de papelera, recibes un correo de alguien a quien
eres capaz de poner cara…, ese día..., uf, ese día vuelves a creer en Tom Hanks
O correos de trabajo. Lo malo no es recibirlos, lo malo es que cada uno trae un problema para resolver. Por cierto, hace tiempo que no me mandan ninguno con power point... Ahora que llega Navidad, lloverán.
ResponderEliminarEste año lloverá menos
EliminarEs verdad, cada vez nos da más pereza ponernos a escribir un correo, no digo ya una carta.
ResponderEliminarA mi se me está olvidando escribir.
Y a mí. De hecho, hoy lo he intentado y a la cuarta línea mi mano ya no respondía
Eliminar