Último
día del año. Siempre he dicho que es un día como otro cualquiera. Hoy es martes
y mañana miércoles, como en cualquier semana. Que el verdadero cambio de año es
en septiembre y todo eso. Pero no. No es un día cualquiera; es un día en el
que, tengas intención o no, te planteas cosas.
Me
planteo qué diferencia hay entre hoy y el 31 de diciembre del año pasado. Me
planteo qué he conseguido en un año. Me planteo en qué he cambiado. Me pregunto
qué ha cambiado a mi alrededor.
Por
eso no me gusta el día de fin de año: porque no me gustan las respuestas.
Pero
luego pienso que sólo yo puedo hacer que cambien esas respuestas. A la única
persona que necesito es a mí, y, mirad por dónde, resulta que estoy aquí. Tendré
que entrenarme duro, reeducarme, enfadarme conmigo misma, consolarme, reñirme,
animarme, cagarme en mí, reorientarme la actitud, obligarme a hacer lo que no
quiero hacer. Reinventarme.
Mi
propósito de fin de año es no odiar el 31 de diciembre de 2014. Y el reto
empieza…¡ya!
Visto lo visto, tenemos mucho que agradecer por haber llegado al 31 de diciembre de 2013 sanos y salvos.
ResponderEliminarEso siempre :)
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