Vistas de página en total

lunes, 17 de diciembre de 2012

BENDITOS TACONES DE LAS NARICES...

Hace tiempo leí en un blog, que a su vez se hacía eco de otro blog, una serie de "leyes" que me pareció graciosa. A ver, esto es legal, ¿no? ¿o me acusarán de plagio? Porque ya era lo que me faltaba, después del día que llevo. Me ha salido un sarpullido en el cuello y he tropezado en la calle, con amago de caída, y me he torcido un tobillo. No sé si me ha fastidiado más hacerme daño en el tobillo, o que haya sido en la calle a la vista de todos. Claro que, yo me he hecho la digna y he seguido andando como si no pasara nada. He hecho algún comentario por lo bajo tipo "de verdad, es que cómo están las aceras", para disimular, más que nada, y p´alante. Pero se acerca más a la realidad el hecho de que no sé andar con más de 3 centímetros de tacón. Me dan una envidia esas jovencitas que llevan unos tacones vertiginosos como yo llevo unas pantuflas... Pero claro, supongo que tienes que empezar a los 14 o así, para llegar a los 20 con una dilatada experiencia. Y yo ya voy teniendo más edad del zapato ortopédico. ¿De qué iba a hablar yo? Ah, sí de las leyes de Pandora. Pues mira, eso será otro día, que hoy, a lo tonto, ya tengo otra entrada hecha

2 comentarios:

  1. Hola Mrs. Bailey, debo decirte que me gusta como escribes, y que me tienes enganchado en leer tu blog…
    Tú comentario me anima a contarte algo: cuando mi hermana me dice ¿qué vas hacer hoy…? me lo veo venir de lejos… además de tener que leer entre líneas lo siguiente: ¿Me puedes acompañar a comprar algo?, como hermano mayor y no el único de la familia, en un primer momento me siento afortunado de ser yo quien le acompañe, pero en el subconsciente hay un mensaje que me dice: prepárate lo que te espera, mismo mensaje que leo en la mirada de mis otros dos hermanos también mayores que ella… pues sí allí empieza mi odisea con los BENDITOS TACONES DE LAS NARICES… acompañar a mi hermana a comprar unas botas el día 23 de diciembre una fecha ideal para no aburrirte en un centro comercial ya que te puede pasar de todo, incluyendo discutir con la dependienta al sentirte estafad@ por enterarte que ya no quedan existencias de esos zapatos que tanto deseabas y habías visto con un gran descuento justo un día antes.. Si mi hermana era una de esas personas que se sentía estafada al estar agotadas unas botas con 8 centímetros de tacón y no me quedo corto...
    Intentando ser buen hermano logro convencerme a mí mismo para entender su capricho… si he dicho capricho pues no encuentro otro nombre que describa mejor la situación... las botas deben ser esas y solo esas, habiendo tantas botas con diseños y colores para escoger, nada, deben ser esas… con unos tacones tan altos como para tocar el cielo, bueno me he pasado un poco, pero para tocar el techo como mínimo seguro que sí. Yo me pregunto cómo pueden las mujeres aguantar ese calvario en los pies, algo a lo cual aun no encuentro respuesta.
    Pues nada allí nos tienes desplazándonos media ciudad para llegar a otro centro comercial, pero no sin antes que mi hermana le hiciera un examen de fin de curso a la dependienta sobre la disponibilidad de dichas botas en otro punto de venta de la cadena; para esas fechas la disponibilidad de existencias que te pueda decir una dependienta te la puedes pasar por donde más te plazca por lo menos en mi país, lo único que tienes garantizado es una aventura para llegar a esa otro centro comercial y que la dependienta te diga que justo se acaba de vender el último par de botas con tacones y lo que queda es el mismo diseño pero sin tacón ¡toma ya! sí esa fue la respuesta de la dependienta sin dejar antes de darnos una sugerencia, como ya te puedes imaginar ir a otro punto de venta a buscar las botas con los benditos tacones de las narices…
    Para no hacerte más largo el cuento, la compra se convirtió en una competencia y reto para mí, encontrar como fuera posible las botas de los… caprichos de mi hermana, y así fue, allí estaba yo más entusiasmado que mi hermana en encontrarlas; las dependientas deseaban preguntar ¿las botas son para su hermana o para usted? al final mi hermana salía de la tienda con una sonrisa que no cabía en su cara, como si hubiera ganado una medalla de oro en unas olimpiadas.
    Ya te digo yo si no fueron unas olimpiadas, las cuales equívocamente pensaba habían terminado… Yo me pregunto si mi hermana ya es alta (175 centímetros), para qué puñetas quiere tener 8 centímetros más en los tacones, al final allí estaba yo en noche buena como bastón al lado de mi hermana sacándome varios centímetros de mas, y caminando a paso de tortuga por las calles para que no tropezara, pues dominar los BENDITOS TACONES DE LAS NARICES… se convirtió en el inicio de otra odisea para esa noche...
    Un abrazo
    Anónimo 3

    ResponderEliminar
  2. Te habrás quedado a gusto, hijo. No, muchas gracias por el comentario

    ResponderEliminar