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sábado, 22 de diciembre de 2012

EN ESTAS NAVIDADES...



Soy un Nostradamus, un maya, una bruja Lola cualquiera. Tengo las mismas dotes para adivinar al futuro que un polvorón. No, si algo ya sospechaba yo cuando jueves tras jueves no acierto ni un solo número de la primitiva.

El Gordo no ha terminado en 4. No me he cagado en las muelas de esos pobres niños, aunque sus cánticos no han hecho que me toque la lotería. No he echado espuma por la boca porque este año…¡tachán!, tenemos dos números en la pedrea. ¿Dos décimos? ¡Qué va! Dos participaciones de 2,40 €. Poco, pero lo suficiente para no empotrar mi cabeza contra la pared (ya veis con qué poco me conformo). Y tampoco he quitado la tele para no ver la felicidad de los premiados. Para nada, me alegro de que le haya tocado a gente trabajadora. O que sería trabajadora si la dejaran. Y de casi toda España, que es lo que mola.

En resumen, que no estoy tan cabreada como otros años. Un poco sí, pero nada que no solucionen unos trocitos de Suchard. Qué turrón, madre del amor hermoso. ¿Hay alguien a quien no le guste? ¿Alguien que sea capaz de tenerlo en casa y no hincarle el diente hasta que llegue Nochebuena? No me lo creo, simplemente no me lo creo. Vamos a ver, el turrón está que te mueres, pero claro, parte de la gracia está en que sólo lo puedes tomar en la época navideña. Me imagino que si lo tuvieras en el súper todo el año, ni hecho con mis sueños, ni hecho con billetes de 100 euros; estaríamos del turrón hasta los mismísimos. Pero el caso es que no es así, y estas tres maravillas están esperando para hacer su aparición estelar en un par de días. Estas o tres hermanos gemelos que las sustituyan...




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