Mi
sobrino tiene 12 años, y yo ya sospechaba que hacía tiempo que sabía que los
regalos que recibe cada 6 de enero no los traen precisamente Melchor, Gaspar y
Baltasar. Pero este es el primer año que hemos empezado a hablar abiertamente
del tema, y para mi, la verdad, ha sido un descanso. El caso es que aún no lo
tenía todo muy claro, y creía que sus padres compraban todos los regalos que le
traían los Reyes en todas las casas. De abuelos, tíos, primos, etc. Claro, la
equívoca frasecita de “los Reyes son los padres”. Eso me llegó al alma, ya que
llevo 12 años dejándome los dineros, el tiempo y los riñones en los reyes del
chaval. Me parece que ya le ha quedado claro cómo funciona la cosa, pero estaré
atenta por si se le ocurre alguna otra idea peregrina. Tengo que defender mi
orgullo, comprendedlo.
Después
de esta, digamos…simpática anécdota, lo que quiero reivindicar es que los Reyes
Magos existen. Existen y nos hacen los regalos el 6 de enero. Pero no se llaman Gaspar, ni Baltasar ni
Melchor, sino que tienen los nombres de esos padres y madres, herman@s, ti@s
hij@s, abuel@s, mujeres y maridos, novi@s, parejas y parejos, amig@s y demás
parentela que se lo curran para encontrar un regalo que nos haga ilusión.
¿Acaso
no es magia conseguir la Monster High
que quiere tu hija y que está agotada desde hace meses? ¿O el videojuego
descatalogado que se le ha antojado a tu sobrino? ¿O es que tampoco es magia
adivinar lo que quiere tu hermana cuando ni ella misma sabe que lo quiere? ¿O
esconder los regalos en los sitios más insospechados, evitando que nadie los
encuentre, y hacerlos aparecer la noche de Reyes cual conejo de una chistera?
¿Y
reyes? Somos los reyes de la calle, de tantas horas que pasamos pateándonosla
en busca del regalo perfecto, los reyes del disimulo, cuando un peque no tan
peque nos pregunta si de verdad los Reyes Magos existen, los reyes de la
paciencia, aguantando cola tras cola para pagar y que nos envuelvan los regalos,
los reyes de la perseverancia, cuando aún estamos buscando tiendas abiertas el
5 de enero a las 11 de la noche porque queremos algo más para esa persona
especial, los reyes del sacrificio, porque aunque no nos sobre, o, incluso, nos
falte, antes nos privamos de algo para nosotros a que nuestra pequeña se quede sin la muñeca que desea con todas las fuerzas con las que se desean las cosas a los siete años, los reyes de la
generosidad, porque estando cansados o tristes, sacamos fuerzas de donde no las
hay para que los que están a nuestro alrededor vivan una verdadera Navidad.
¿Qué
no existen los Reyes Magos? Eso que se lo digan a otros. Nosotros somos Magos. Y somos Reyes
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