¡NO MIRES! ¿POR QUÉ MIRAS?

Nunca me he fijado en la gente que veo por la calle… hasta ahora. Qué queréis, necesito desesperadamente temas para el blog. Porque claro, si algún día no actualizo mi legión de seguidores podría rajarse las venas, y no estoy yo como para llevar esa responsabilidad sobre mis espaldas. El caso es que voy siempre pensando en las musarañas, mirando al frente pero sin ver, o montándome mis historias. Si un día pasase por mi lado Michael Fassbender, maldita sea, no me daría ni cuenta. A lo que iba, os decía que ahora me fijo un poco (sólo un poquito) más. Y como lo que veo no suele gustarme, creo que volveré a mi antigua costumbre. Sin ir más lejos, el otro día, esperando para cruzar un semáforo, una señora a mi lado (qué generosa soy. Era más bien una tipa) se estaba metiendo el dedo en la nariz. El dedo meñique, para ser exactos. ¿Por qué? ¿No le cabe el dedo índice en la fosa nasal? ¿Pensará que meterse el dedo meñique en la nariz es más fino? Pues no, señora tipa, es igual de asqueroso, que no estamos tomando el té con la reina madre. Por supuesto, a ella no le dije nada de esto. Me limité a poner cara de asco y a volver a mis ensoñaciones, de donde nunca debí salir.