En
pelis como El sexto sentido o Los otros, los protagonistas son muertos
que no saben que están muertos. Algo parecido nos pasa a muchos; somos viejos
que no sabemos que lo somos. Sabemos que nos vamos haciendo mayores, sí, pero
no nos damos cuenta de hasta qué punto; nos vemos a nosotros mismos más jóvenes
de lo que realmente somos.
Hay
indicios, señales, que nos van avisando. Te llaman señora, te das cuenta de que
hace 20 años ya podías votar, y para colmo te dicen que 20 años no es nada, te
duelen las mismas partes del cuerpo que a tu madre, te cuesta cada vez más
adelgazar, tienes poquísimas posibilidades de quedarte embarazada, empiezas
muchas frases con “en mi época…”, y no te necesitan para nada en Alemania.
También
es verdad que quien no se consuela es porque no quiere. Somos demasiado jóvenes
para hacer viajes del Imserso, para salir en un anuncio de dentadura postiza,
para que nos dejen abandonados en una gasolinera, para que nos cedan el asiento
en el autobús o para que ya no nos hagan ningún efecto las cremas antiedad.
Así
que, podemos consolarnos con estas verdades tan poco estimulantes, o podemos
empezar a ser conscientes de nuestra edad, no vaya a ser que nos pase como a
aquella amiga de la familia que se lamentaba de que andaba como una vieja de 80
años. Y tenía 91
Para darse cuenta de la edad que uno tiene sólo hay que ver cómo los bebes que conociste hace nada, de repente van a la universidad o se casan.
ResponderEliminarO pensar que acabaste tus estudios hace 15 años....En fin voy a dejarlo que me mareo.
Eso, corramos un tupido velo
EliminarBueno, es verdad, aunque un poco nostálgico. Cada edad tiene algo bueno. Hay que encontrarlo y aprovecharlo.
ResponderEliminarNo sé yo...
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