Vistas de página en total

lunes, 1 de abril de 2013

EL BUENO, EL TONTO Y EL CAFRE



Entre ciertos anormales, queda guay decir que en su día te expulsaron del colegio. Ey, son un tío duro, un rebelde, de pequeño me echaron del colegio. Pues vaya mérito, pamplinas.

Todos los que llevan con orgullo haber sido expulsados del colegio o instituto, o los que no lo han sido pero se lo hubieran merecido, son tan ignorantes que se creen muy valientes por haber insultado al profesor, por haber pegado a un compañero o por tirar petardos en la sala de profesores. Porque ellos “se atreven”, y los que no lo hacen es porque no tienen huevos. Lo que su mente diminuta es incapaz de entender es que sus acciones no provienen de la valentía, sino de la ineducación (culpa de sus padres) y la mezquindad. Y que los que se comportan correctamente, y se mantienen al margen de las barbaridades, no lo hacen por cobardía, sino porque sus padres les han inculcado valores positivos, entre ellos el sentido de la responsabilidad. Por eso, deciden portarse bien dentro y fuera de clase. Es una decisión propia. Y una decisión muy valiente, porque portarse bien es mucho más difícil que portarse mal. Dentro y fuera de clase, seamos niños o adultos, el que tiene que luchar contra los elementos, porque suelen darle por todas partes, es el bueno. El bueno es el valiente

5 comentarios:

  1. Me gusta,,,,el bueno es el valiente....no perdamos "esta referencia".....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias. Ojalá no la perdamos, sobre todo los niños

      Eliminar
  2. Qué lindo, excelente entrada ilustrísima Mrs.Bailey. Desde mi humilde hogar espero que escriba algo relacionado con el tema futbolístico.
    Saludos
    Yo.
    (ORTOGRAFÍA CELESTIAL, OIGA)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y no menos excelente comentario, Ilmo. Sr. Boquera. Celestial del tó. Tomo nota de su petición y me pongo a trabajar en ello

      Eliminar
  3. Totalmente de acuerdo, el bueno es el valiente además de inteligente...
    Ser valiente implica también ser capaz de aceptar nuestros propios errores... incluso para los que llevan con orgullo haber sido expulsados del colegio.

    ResponderEliminar