¿QUIÉN ME FIRMA ESTAS NOTAS?

SUSPENSO

 

A los que se escudan en “los recortes” para justificar sus nulas ganas de trabajar, que ya traían de serie y han ido entrenando con el paso del tiempo. Después de pasarse años echando la culpa al jefe, a los compañeros, a las leyes o al tiempo, por fin han encontrado algo a lo que culpar sin parecer demasiado amargados.

A las mujeres que abandonan a sus maridos porque les sale del sobaco que han cambiado y ahora tienen otras necesidades. A los hombres que se lían con otra y abandonan a su familia de la  manera más cobarde. Porque hay cosas que no se hacen. Simplemente. No se hacen.

 

A las empresas, empresarios y empleadores en general que abusan y explotan a sus empleados. Son los pescadores que sacan provecho de los ríos revueltos, y hacerlo en este río da más asco todavía.

 

SOBRESALIENTE

A los buenos padres, madres, hijos, hijas. A los buenos hermanos y hermanas. Se preocupan unos de otros, se ocupan unos de otros, se quieren y lo demuestran. Porque el amor, si no se convierte en actos, significa menos que el polvo.

A los padres y madres, abuelos y abuelas, que, con muy pocas posibilidades, reciben en su casa y en su mesa a sus hijos y nietos, y lo hacen con gusto y amor. Se han convertido en el sostén de muchas familias en un momento de su vida en el que lo que necesitarían es que los sostuvieran a ellos.

A los niños. A sus risas, a sus dientes perdidos, a su espontaneidad, a sus juegos, a su inocencia, a sus abrazos, a sus ilusiones, a sus preguntas para las que no tenemos respuesta, a su verdad, a sus ocurrencias, a todo lo que nos enseñan sin proponérselo.

A todo lo que nos hace reír. Y a los chicos guapos. Y a la gente inteligente. Y a los amigos de verdad. Y a la gente que se atreve