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sábado, 12 de enero de 2013

BAZINGA

Lo prometido es deuda. Y más si lo haces por los clicks de Famobil, el chocolate y John Wayne. Os podría decir que me ha costado sangre, sudor y lágrimas... pero no sería cierto. Me ha costado dedos enrojecidos, sudor y mucho cabreo. Y dos visitas a la tienda, eso también. Pero ya tengo montado mi escritorio multimedia. ¡Sí, sí, sí, sí! ¡Chúpate esa, dependienta desconfiada! Venga, dame lo que quieras que yo te lo monto. Incluso sin agujeros. Incluso sin instrucciones. Hasta con los ojos cerrados. Estoy muy subidita. Voy a ir a que me contraten en Bricomanía, que esos barbudos melenudos ya están muy vistos. Soy un fenómeno. El terror de las cajas de herramientas, la pesadilla de destornilladores y tornillos. Y de otras piezas que no sé cómo se llaman pero que también han presenciado de lo que soy capaz. Si alguna vez os compráis algo que viene despedazado (no, un pollo no) y Dios no os ha llamado por el camino de la maestría en bricolaje, que sepáis que por un módico precio (o no tan módico, que una es una profesional), yo, de un acorazado para abajo, os monto lo que queráis. Por si hay algún incrédulo, adjunto documentos gráficos. Y, por cierto, incrédulo, que te den

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