Ya
está. Ya ha empezado otro año. Una página en blanco que no escribiremos
nosotros solos, sino en la que también meterán mano las personas que se crucen
en nuestro camino y la intervención divina. O el destino, la suerte… lo que
prefiráis. Incluso para los más descreídos, escépticos y cínicos, incluso para
los que la vida les ha tratado tan mal que ya no esperan nada, un año nuevo
significa esperanza. Y oportunidades, expectativas, deseos, posibilidades e incógnitas
por desvelar. Ni siquiera los que pensamos que hoy es un día como otro
cualquiera, y que no tiene por qué cambiar nada simplemente porque cambie el número
del año, nos resistimos al pensamiento colectivo de “Año nuevo, vida nueva”. En
realidad para mi el cambio de año siempre ha sido en septiembre; a la vuelta de
vacaciones uno vuelve con unas energías renovadas que se traducen en unas
ansias repentinas de hacer un montón de cosas y que normalmente se desinflan
antes de que llegue octubre. Y, si lo trasladamos a esta época, pues antes de
que llegue febrero. Así que, buenos propósitos sí, pero mejor de hoy para
mañana.
En
fin, que aquí tenemos al 2013, lleno de oportunidades esperando a ser
aprovechadas, sentimientos esperando a ser vividos, retos esperando a ser
superados, personas esperando a ser queridas y trabajos esperando a ser
encontrados. Y tantas otras cosas que ni nos imaginamos. Un nuevo año es una
novedad (Perogrullo dixit), y las novedades nos gustan a todos, y nos dan miedo
a muchos. Dejemos los miedos en 2012, al lado de las penas, los errores, las decepciones,
las injusticias y las luchas perdidas, y vivamos cada día de este año como si
fuera el último. Porque al 1 de enero de 2013 le quedan menos de dos horas de
vida. Y no vuelve. Pero nosotros seguimos aquí, y nos queda mucho por vivir. Si queremos
Me gusta mucho, la idea, y como está expresada.
ResponderEliminarFelicidades.
Y ¡Feliz Año Nuevo!
Muchas gracias, Currita. A ver si yo misma aprendo algo de lo que escribo. Feliz Año Nuevo para ti
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