En
mi primera entrada (qué inocente era yo en aquellos tiempos…ay) os dije que se
iban a llevar los lunares. Y como yo no hablo por hablar, aquí podéis ver los
lunares que ya pueblan mi armario
Las
medias son de rebajas, el fular regalo de Reyes, igual que el pantalón de
pijama, que no me lo trajeron solo, así, un pantalón y allá te las apañes, sino
el pijama completito con su bata a juego. Porque yo lo valgo. Y la chaqueta es
heredada de mi tía. Heredar mola. Ropa, digo. Bueno, y heredar de un tío abuelo
solterón de 104 años al que nunca has visto también tiene que molar.
Claro
que, heredar ropa mola... a veces. Porque no mola nada cuando la ropa va
pasando de los hermanos mayores a los pequeños y tú eres de los pequeños. Nunca
estrenas nada. Y no estrenar nada cuando tienes 3 años no te importa mucho,
pero seguir vistiendo ropa raída y más vista que la chelito a los 15… Eso marca.
Y si encima heredas de una hermana que tiene 14 años más que tú, ya no te
cuento cómo está el abriguito de marras. En esos casos lo mejor es que todos
tus hermanos sean del sexo distinto al tuyo. Aunque eso tampoco te garantiza
nada, porque para tu madre no pasa nada por vestir a un niño con una camiseta
de Minnie Mouse, o a una niña con pantalón corto y americana gris de cuando la Primera Comunión del primo
Pedro Carlos y que hay que amortizar. Al fin y al cabo, son pequeños, se les
puede poner cualquier cosa. Eso sí, los calzoncillos o bragas, nuevecitos.
Lo
que mola es heredar la ropa de tu hermana cuando gasta modelitos que tú jamás
te podrías permitir. Por ejemplo, si tu hermana fuera Carmen Lomana. U Olivia
Palermo. O tu prima, al menos. Yo no tengo esa suerte, porque mi hermana…
digamos que no es Olivia Palermo. Aún así,
yo uso ropa y complementos heredados de ella, de mi madre, de mi prima, de mi tía…
lo normal en las familias, digo yo. Es como ir de compras pero sin moverte de
casa y gratis. Y lo mejor es que la heredas a una edad talluda.Y voluntariamente
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