DÍA DEL ORGULLO AMA DE CASA

El otro día, en un concurso de la tele, el presentador preguntaba a una señora a qué se dedicaba, y ella, entre resignada y avergonzada, contestaba “ama de casa”. ¿Desde cuándo cuidar de tu casa y de tu familia es motivo de vergüenza? ¿Qué mensaje ha llegado por parte de no sé muy bien quién, a estas señoras de mediana edad, para que digan que son amas de casa con la boca pequeña? ¿Qué pasa? ¿Que quien no trabaja fuera de casa es menos válido? Para mi no.

Ser ama de casa no significa sólo cocinar y tener la casa limpia y ordenada. Ser ama de casa es ser madre, esposa, maestra, psicóloga, enfermera, economista, mediadora familiar, contable, consultora y mil cosas más. Es un trabajo a tiempo completísimo que pocas veces está suficientemente valorado. Y poco se puede hacer si los de fuera no lo valoran, pero, ¿que no lo valore una misma?

Además de todo esto, e incluso por encima, un ama de casa es una mujer con entidad y personalidad propias. Una mujer fuerte, hábil, inteligente, que puede ser y hacer muchas más cosas sin dejar de atender su casa. Muchas de ellas tienen estudios, incluso superiores, y habrían podido trabajar fuera de casa si así lo hubieran querido. Pero en su día decidieron ser amas de casa. Ni las circunstancias ni nada. Lo eligieron ellas. Y están muy “realizadas” como mujeres, mira tú por dónde.

Con todo lo que acabo de decir no quiero desmerecer ningún trabajo. Al contrario. Todos son dignos siempre que se desempeñen con dignidad. Pero quiero dar el valor que se merece al trabajo de ama de casa. Un trabajo no remunerado, pero digno, necesario y respetable como el que más.

Mi madre está orgullosa de ser ama de casa, y yo estoy orgullosa de que lo sea, y de que esté orgullosa de serlo