Un
cuarto de mi ser es gallego. Eso por nacimiento. El de mi madre, para ser más
concreta. Pero si dejamos aparte las cuestiones parentales, soy gallega al completo.
Y también de la ciudad donde nací. Y de donde nació mi padre. Y de donde vivo.
Porque uno puede ser de donde quiera, de un sitio o de varios; es cuestión de
sentimiento, y las cosas del querer dan para mucho.
Yo
soy de Galicia porque la quiero. Me toca el corazón, el alma y me llena todos los sentidos. Es única. Mágica. El único
sitio donde una vez se me llegaron a saltar las lágrimas al sentir que el
paisaje que estaba admirando representaba la verdadera belleza. Y, aunque no
todo lo que viví en ella fue bonito, la sigo queriendo.
Galicia
es mucho. Mar, bosques, montes, ríos, rías, verde, rojo, azul, amarillo, marrón.
Es Sarria, Coruña, Cambados, Lugo, Santiago, La Toja, Mera, San Vicente do Mar, Betanzos,
Sangenjo, El Cebrero, Padrón. Son sus gentes, sus fiestas (y menudas fiestas), su
arte, sus tradiciones, su cocina, su historia, su música. Galicia es todo esto
y mucho, muchísimo más. Y todo está ahí si lo quieres ver.
Pero
Galicia hay que saber mirarla. Hay que saber sentirla. Es fuerte y sensible a
la vez, y no se puede pasar por ella de cualquier manera. Si has estado en
Galicia y no tienes un especial interés en volver, mejor no vuelvas. Porque
Galicia se merece gente que la sepa apreciar. Y a esa gente, Galicia no les
decepciona nunca
Emocionante como lo describes, sólo los que hemos estado y nos escapamos cada año a un lugar tan especial sabemos lo que es sentir "morriña". Sigue así Mrs. Bailey!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Nacho. Tú sabes de qué hablo
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