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viernes, 15 de marzo de 2013

TRAGEDIA EN DOS ACTOS (AKA TIMO EN EL PRINCIPAL)



Me encantan las novelas de Agatha Christie. Me las he leído todas. Bueno, todas menos Asesinato en el Orient Express, pero como había visto la peli, pues pa qué. Hay una que se titula Tragedia en tres actos, y hoy me acordé de ella en el Teatro Principal de Valencia. Sólo que esta tragedia fue en dos actos. Y no murió nadie. Aunque no por falta de ganas.

Fui a ver el musical de La Bella y la Bestia. Lo fui a ver entero y sólo vi la mitad. Porque el teatro Principal de Valencia vende entradas desde donde no se ve bien el escenario, y, por supuesto, al mismo precio que las localidades desde donde sí se ve. Así que cuidadito si compráis entradas para este teatro. Avisados quedáis.

Además, el teatro está viejo, pero viejo de que te da la sensación de que de un momento a otro se va a venir abajo, con unos asientos duros como piedras y que, porque para qué quieres tú un asiento mostoso, pero si lo quisieras te lo llevas a casa como nada, de lo despegao que está del suelo.

En cuanto al musical, hombre, ver una obra encorvada hacia delante para tratar de ver el mayor trozo de escenario posible ya no te deja disfrutar tanto. Aún así, es bonito porque la peli es una maravilla. Los decorados y el vestuario muy bien, los números musicales son buenos, y los actores, pues hay de todo. La pobre Bella tenía metida en la garganta a toda la prole del gallo Claudio, pero luego hasta te acostumbras. El niño que interpretaba a Chip, monísimo. ¿Os la recomiendo? Vale. ¿En Valencia? No. Por cierto, los gestos obscenos de Lumiére y la plumero sobran.

Y una última cosa. El teatro no es el circo, no es el Burger King y no es la feria. No puedes ir con 9 ó 10 niños pequeños (que se comportan como 9 ó 10 niños pequeños juntos) y con un cargamento de bolsas de patatas, chucherías, bocatas y bebidas. Antes se iba al teatro con un respeto y un comportamiento distinto al del cine y ya no digamos al del circo, y ahora a la peña sólo le falta llevar el bolso-nevera con las croquetas y la tortilla. Porque la belleza estará en el interior, pero lo exterior también cuenta. Y mucho

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