DECÁLOGO DEL IMPERFECTO OPTIMISTA

¿Estás en baja forma? ¿No te sientan bien los fines de semana? ¿Tienes ganas de que alguien te dé un golpe en la cabeza y despertarte dentro de quince años? Pues no desesperes, querido lector, y sigue leyendo. Cuando termines esta entrada, tu vida será la misma mierda, pero ya no te olerá tan mal.

1.- Seguramente piensas que necesitas muchas cosas para estar bien, pero de eso nada. No necesitas nada material; todo está en tu cabeza. No bases tu felicidad en los deseos, porque los deseos no tienen fin

2.- La autocompasión a veces es inevitable, pero no dejes que dure más de cinco minutos

3.- No te compares sólo con los que tienen éxito y suerte en la vida; compárate también con aquellos a los que las cosas les van mal, muy mal. Te darás cuenta de que estás en un término medio, y da gracias

4.- No intentes cambiar a nadie, porque nunca lo conseguirás. Es más fácil que cambies tú. Si merece la pena

5.- La vida es alegría y sufrimiento. Tú sufres, yo sufro y todos sufren. “¿Por qué me tiene que pasar esto a mí?”, habrás pensado más de una vez. ¿Y por qué no te va a pasar? ¿A que cuando te van bien las cosas no te haces esa pregunta? Son las reglas del juego de la vida. Por supuesto, todos preferimos el chocolate a las acelgas, pero no comemos siempre chocolate

6.- Rodéate de gente que te aprecie y te valore. Hay mucha gente buena por el mundo. Búscala y no la pierdas

7.- No intentes agradar siempre. No hagas lo que los demás esperan que hagas. No actúes como alguien que no eres. Acéptate con tus fallos, pero trata de ser consciente de ellos. Aceptarse no significa resignarse

8.- Haz siempre el bien. De eso nunca te vas a arrepentir

9. Tú eres lo más importante que tienes. Cuídate, diviértete, ponte guapo, ponte guapa, no te quedes en casa, enséñale al mundo quién eres. Y no dejes que nadie te menosprecie

10.- Dentro de unos años estaremos todos muertos. Si te dieran la oportunidad de volver a vivir tu vida, exactamente igual, con sus momentos felices y sus momentos tristes, ¿querrías? Sí, ¿verdad? Vaya, resulta que al final no era todo tan malo