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miércoles, 20 de noviembre de 2013

FLASH BACK



El otro día estuve haciendo un repaso en el maletero de mi habitación. Es un sitio en el que convive una muñeca de la base militar de Albacete que tocaba una trompetilla con otra vestida de comunión horrible, pero lo que se dice horrible, y con una galleguita con las piernas espatarradas. Vamos, que es uno de mis tesoros más preciados. Mi maletero también está lleno de libros y cuentos; lo que leíamos mis hermanos y yo cuando aún éramos lo suficientemente inconscientes como para ser totalmente felices.


Tienen sus añitos, ¿eh? Entre Los cinco y Los siete secretos prefería a estos últimos, aunque no recuerdo por qué. Pero Los Hollister eran mis favoritos; Pete, de 12 años, me parecía lo más de lo más. ¡12 años! Todo un hombre... 


A estos los llamábamos "los cuentos de la colección". No sé quién se sacó de la manga eso de "la colección", pero para nosotros se llamarán así siempre. Tenemos cientos, así que lo que hacíamos era coger un taco y ya te leías los que más te gustaban. Esto se dividía básicamente por autores: Karl May, oeste, Charles Dickens, dramones en los que siempre había algún niño de vida miserable, Julio Verne, aventuras, Emilio Salgari, aventuras exóticas, Walter Scott, aventuras medievales... Y así


Estos eran sobre todo los de Sissi: Sissi, Sissi emperatriz, Sissi y el vals de Strauss, Sissi 2, Sissi 3, Sissi returns, y así hasta la saciedad. Como podéis ver, estos libros están curradetes, porque entonces la única tecnología que teníamos era la tele y el teléfono y no perdíamos el tiempo con gilipolleces


Lily y Esther no los leían mis hermanos, no vaya a haber confusiones. Esther es Esther, conocida everywhere. Y Lily era una revista-tebeo para chicas, en la que descubrí yo a Candy Candy (nunca entendí por qué se repetía el nombre). Eso sí que era un culebrón, madre del amor hermoso, pero un culebrón de los que hacía llorar. Aparte de eso, la revistilla traía posters de garrulos de la época, pegatinas de Michael Jackson cuando ya empezaba a desteñir, y cartas de Géminis, de Brunete, que quería saber si se seguía creciendo después de tener la regla. Cosas de chicas

8 comentarios:

  1. ¡Qué recuerdos! El maletero tiene vida propia, y es suficientemente grande para que la muñeca de la base de Albacete marche al ritmo de su trompeta (creo que la tecla está detrás), la gallega baile una muñeira, y hasta tú te sientes en el suelo con las piernas cruzadas a leer....

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    1. Y que el tíovivo de Barriguitas dé vueltas, y Mocosete se ponga su baby para ir al cole

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  2. ¡Qué tiempos! Yo también tengo todos esos libros, hechos polvo y con las tapas rotas, pero los forré y solucionado.

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    1. Lo de forrar libros se llevaba antes mucho. Con papel de flores

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  3. Aaaaaay Cris Cris, ese Candy Candy... Recuerdo llorar cual madalena. Y mi madre, mi madre lloraba a moco tendido. Yavestú. Entonces, ella debía tener 30 años!! Ay dios mío, 30... Más joven que yo!!!!!!!!!!!!

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    1. ¿Tu madre es de piedra? Pues cómo no va a llorar, si la muerte de Anthony fue traumática para varias generaciones

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  4. A mi casa llegaban los tebeos todos los sábados por la mañana, todos unisex excepto Lily, exclusivo para chicas. Si algún hermano lo ojeaba y hojeaba, era para mofarse, faltaría más

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    1. Pues sí, porque en Lily no había sección para chicos, y ni siquiera traía noticias, como la Interviú

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