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martes, 5 de noviembre de 2013

¡TRES BRAGAS A UN EEEEUROOO!



Hoy he ido a un mercadillo. Sí, ya sé que no es nada del otro mundo, pero es un sitio que no frecuento. Callarse y seguid leyendo, coñe. Como decía, he ido a un mercadillo, en el que, faltaría más, no he encontrado lo que buscaba, una funda para el móvil, pero sí que he aprendido cosas sobre el universo mercadillil. A saber:

Al mercadillo no se puede ir con prisa. Tienes que ir dispuesta a andar en procesión, a aguantar estoicamente que las dos señoras que llevas delante en la fila india se paren a charlar cada quince segundos y a no dejarte ningún puesto por explorar. Esta es la parte que requiere mayor esfuerzo, porque el mercadillo es como el Pentágono. Como el chapapote. Como la crisis, que no se ve el final.

Al mercadillo hay que ir con mentalidad de mercadillo. No se puede ir con cara de oler mierda, ni con remilgos, ni pensando que no vas a encontrar nada. Hay que ir con el bolso cerrado y la mente abierta. ¿Que te gritan en la oreja? ¿Y qué pasa? ¿Que en un puesto sólo venden calcetines y langostinos? Pues mira, qué curioso. ¿Que una señora te arranca de las manos los zapatos que habías tardado media hora en encontrar? Bueno, si tampoco me gustaban tanto. Y eso

En el mercadillo siempre hace calor. Da igual que la temperatura sea de 27 o de 6 grados; en el mercadillo sudas. Gente apretujada, esfuerzo físico, luchas, levantamiento de peso, algo de cague y, si no vas con mentalidad de mercadillo, agobio y claustrofobia.

El mercadillo es un antídoto contra la depresión y la soledad. ¿Sólo tienes 4 euritos en el bolsillo? Pues te agencias unos zapatos y tres bragas. ¿Nadie te hace caso? Allí, a tu paso, sólo oyes amiga, bonica, chica, prima, guapa, preciosa, nena… Todos tratan de reclamar tu atención con el más armonioso de sus gritos y la mejor de sus sonrisas. Sin dientes, pero es la mejor que tienen, oye.


Hoy mi experiencia ha sido fallida; iba con prisa, sin la mentalidad adecuada, hacía mucho, pero mucho calor, y la depresión me entró una vez dentro del mercadillo. Pero, aquí y ahora me comprometo, a que la próxima vez iré con todo el tiempo del mundo, modo mercadillo on, en bañador y súper deprimida, sola y arruinada físicamente. Que no se diga

6 comentarios:

  1. Lo has clavado, tal cual.Yo, las pocas, poquísimas, veces que voy, me impongo la obligación de salir con algo.

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  2. Yo fui este verano y sólo quería salir de allí. Por supuesto, no compre nada, todo olía raro.

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  3. Hará cerca de 20 años que no entro en uno. Uf. Uf, Uf.

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